Clicar no título para aceder a um excelente artigo publicado no "El Pais" on-line. Extractos:
"El control más sutil y perverso se logra cuando la propia persona acaba regulándose a sí misma. Dicho de otro modo, para que exista culpa debe existir un culpador. Y no existe mayor culpador que uno mismo. Eso no está ahí fuera, sino en mi interior. Entonces soy culpable. Hay quien se culpa por todo, quienes parecen mártires que cargan a cuestas el dolor del mundo, sin motivo. La culpa puede convertirse en un problema psicológico cuando no la frenamos.
(...)
Nos sabe mal decir que no; nos sabe mal pedir; nos sabe mal no responder a las expectativas de los demás. Entonces, ¿qué nos sabe bien? Si por hacer nuestro bien, lo que creemos que es bueno para nosotros, causamos un malestar a terceros, he ahí la clave para entender nuestras falsas culpabilidades. El único remedio que encontramos es la evitación, no sea que nos tilden de egoístas. Y así, dejamos de ser nosotros, para ser lo que los demás esperan de nosotros. He ahí el destino final de la culpa.
Si la culpa es evolutiva, ¿podemos lograr desprendernos de ella? Puede que no. Pero a medida que alcanzamos una nueva conciencia, sustituimos la culpa por la responsabilidad. La culpa es vivida como una separación entre nosotros y el mundo. La responsabilidad, por el contrario, nos adentra en él. La responsabilidad es equilibrio. ¿Y qué es la culpa sino su falta? Empecemos tal vez por ahí."
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